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Raida cóndor en la marcha contra el indulto. Foto: La República

Una reconciliación, pero en serio

La reconciliación es un proceso de largo plazo, que busca antes que abrir heridas, cerrarlas, no sobre la base de la impunidad de estas graves violaciones, sino de la justicia y la reparación a las víctimas.

No es odio lo que se pide sino justicia. (Raida Cóndor en Ideeleradio)

Publicado: 2018-01-01

Tal parece que hay dos maneras de entender la reconciliación. Para unos, reconciliación es sinónimo de olvido e impunidad de graves violaciones a los derechos humanos. Para estos, reconciliación es borrón y cuenta nueva. Es pasar la página y olvidarse de lo sucedido. Esta idea está detrás de las palabras de Keiko Fujimori, cuando sostiene que espera que el indulto de su padre genere reconciliación en el Perú.  

No obstante, hay otra manera de entender la reconciliación. En efecto, para otros la reconciliación solo tiene sentido, luego de largos procesos de verdad, justicia y perdón. Decimos en primer lugar, verdad, pues no puede haber reconciliación si no se conoce previamente los hechos ocurridos. Debe investigarse los crímenes cometidos, identificarse a quiénes los cometieron, analizar por qué los cometieron y cuáles en definitiva fueron las causas estructurales e institucionales que originaron las graves violaciones a los derechos humanos. 

¿Cuál es su sentido? ¿Acaso escarbar en el pasado? ¿No sería mejor dejar las cosas tal cual, en vez de reabrir heridas viejas? Ciertamente, la idea no es escarbar y reabrir viejas heridas, o generar conflictos o enfrentamientos entre la población. Muy por el contrario, la idea es investigar seriamente estas violaciones, y sobre todo identificar las estructuras institucionales, con la finalidad de adoptar las reformas institucionales necesarias, para que estas no vuelvan a ocurrir en el futuro.

En segundo lugar la reconciliación solo puede existir en serio, si es que se apoya en la justicia. En tal sentido, todo aquel que cometió delito debe ser procesado, tienen que responder ante la justicia penal todos los responsables de estos crímenes, tengan o no uniforme, sean agentes de seguridad del Estado o miembros de grupos alzados en armas, debiendo contar con todas las garantías del debido proceso.

En tercer lugar, una condición para que surja la reconciliación es que existan garantías de no repetición. Es decir, se deben adoptar todas las medidas necesarias del Estado y desde la sociedad para que nunca más vuelvan a ocurrir estos hechos. Deben diseñarse e implementarse políticas publicas pata atacar la pobreza y la injusticia, y toda realidad que niegue la dignidad y los derechos de las personas.

En cuarto lugar, la reconciliación necesita procesos de perdón individual y colectivo. El Estado y los responsables de estos graves crímenes y de estas graves violaciones a los derechos humanos deben pedir perdón a las víctimas. Esto supone reconocer sus crímenes en forma pública, y mostrar sincero arrepentimiento y luego recién el pedido de perdón a las víctimas directas y a todo el país. Ciertamente, los únicos que pueden perdonar son las víctimas. El Estado no puede perdonar en nombre de las víctimas como pretende el gobierno de PPK. Ese es un derecho de las victimas solamente, y este es un proceso lento y complejo.

En quinto lugar se necesita compensación a las víctimas, compensación fundamentalmente económica y moral. Si bien la compensación económica no regresará al ser querido, puede ayudar a hacer frente a la perdida de seres queridos, más cuando eran los que mantenían el hogar. De igual manera, es necesario procesos de compensación moral, que pasan por el restablecimiento de la dignidad y del respeto. Muchas personas fueron acusadas y estigmatizadas de terroristas. Ellas reclaman un desagravio público.

No se trata de condiciones disyuntivas si no conjuntivas. No se trata de un menú en un restaurante donde los gobiernos pueden escoger lo que más les conviene, y dejar de lado otros. La reconciliación en serio exige transitar por todos estos momentos. De lo contrario estamos ante un manoseo y ante vaciamiento del concepto de reconciliación.

A continuación, exponemos un cuadro que ayudará a comprender este proceso, aun cuando sea en forma poco esquemática, pues en realidad no ocurren uno tras otro, sino que muchas veces son momentos paralelos:

Luego de todo este proceso y de todos estos momentos recién podrá surgir la reconciliación. Reconciliación entre víctimas y victimarios, entre víctimas y el Estado, entre víctimas y la sociedad civil y sus diferentes sectores. El objetivo de esta etapa es comenzar a cerrar brechas, volver a reconocernos como ciudadanos con derechos, forjar un nuevo trato entre el Estado y sus ciudadanos, donde estos últimos ya no sean vistos como enemigos sino como sujeto de derechos. 

En tal sentido, la reconciliación es parte de un proceso más grande de verdad y justicia. Se trata de un proceso de largo plazo, que busca antes que abrir heridas, cerrarlas, no sobre la base de la impunidad de estas graves violaciones, sino de la justicia y la reparación a las víctimas. Solo entonces manera se podrán empezar a cerrar las heridas dejadas por estas violaciones. No puede haber reconciliación si es que no se ha sancionado a todos los responsables de los crímenes.

Por tales motivos, no puede haber reconciliación si es que esta se invoca para justificar la impunidad de graves violaciones a los derechos humanos. Nada tiene que ver la reconciliación con el indulto y la gracia presidencial, que PPK le ha otorgado a Fujimori. Los llamados de PPK a la reconciliación y a dejar de lado pensamientos negativos, es la negación de la esencia misma de la reconciliación. Antes que un gabinete de la reconciliación anunciado por la premier estamos ante un gabinete de la vergüenza.


Escrito por

Juan Carlos Ruiz M.

Abogado PUCP, con especialización en derecho constitucional. Coordinador del Área de Pueblos Indígenas del IDL.


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